Con la Navidad y el final de año llegan las grandes celebraciones, los reencuentros, las cenas con amigos, los eventos de empresa… Estas reuniones festivas provocan que aumentemos la ingesta de alimentos y bebidas en general, y de dulces en particular. Por ello, es importante tratar de ser precavido para preservar nuestra salud bucodental. En el post de hoy te damos unas pautas para saber cómo cuidar tus dientes en Navidad. ¡Toma nota de todo!
Los dulces navideños
Las bacterias que originan las caries se nutren de los alimentos ricos en azúcares, por lo que el exceso de consumo de los dulces navideños puede ocasionar grandes daños a nuestro esmalte dental. Además, los dulces más duros pueden ocasionar fisuras o incluso fracturar los dientes.
Las bebidas alcohólicas
Además de consecuencias negativas del consumo de alcohol para la salud de nuestro organismo en general, en el ámbito de la salud bucodental en particular las bebidas alcohólicas también causan graves daños en nuestra dentadura.
La acidez de estas bebidas puede dañar seriamente nuestro esmalte dental y las sustancias productoras de pigmentos que contienen pueden teñir nuestros dientes. Dado que es difícil resistirse a un brindis en Navidad, es más recomendable decantarse por el vino tinto, ya que es menos agresivo para el esmalte dental que el vino blanco, los vinos espumosos, el cava o el champán.
El marisco
Es necesario evitar romper o partir los mariscos con los dientes, y utilizar los cubiertos y los utensilios especiales para extraer la carne del interior, de lo contrario podemos llegar a fracturar alguna pieza, dañar los empastes o las prótesis dentales, o incluso romper el aparato de ortodoncia, en caso de llevarlo.
Una buena higiene bucal
Para tratar de minimizar los posibles efectos nocivos de los excesos de las Fiestas Navideñas, nada mejor que mantener una buena higiene dental. Debemos lavarnos los dientes después de cada comida principal (desayuno, comida y cena), preferentemente entre 20 y 30 minutos después de la ingestión de alimentos y bebidas, ya que de esta forma damos margen para que se reduzca el grado de acidez de la saliva que provoca la propia alimentación.